Bocaditos dulces sin harinas y sin azúcar

Cuando comemos algo dulce, muchas veces buscamos saciar esa pulsión natural que sentimos por el sabor dulce, algunas personas más, otras menos. No buscamos un alimento nutritivo, queremos la experiencia sensorial que nos trae ese alimento, la sensación de disfrute que nuestro cerebro nos regala en forma de serotonina. ¿Eso está mal? ¿Comer sin "nutrir" verdaderamente a nuestro cuerpo? ¿Comer solo para saciar el deseo? Yo creo que no. Cada persona según sus circunstancias particulares, podrá responder de formas distintas a esta pregunta.



Lo que sí es cierto es que hay otras formas de hacer recetas dulces, logrando resultados deliciosos, originales y nutritivos. A esta receta que pronto te cuento le caben varios rótulos:

🌱 sin azúcar ni edulcorantes

🌱 sin gluten

🌱 sin harinas

🌱 sin ingredientes de origen animal

Una receta bastante inclusiva, ¿no?


Pero lo que más me gusta de ella no es todo lo que no tiene, sino todo lo que sí tiene: vegetales, frutas, "harinas" y semillas nutritivas. Pocos ingredientes y todos traídos de la naturaleza casi sin procesamiento.


Nace de una mañana tranquila, con ambos pequeños en el jardín, pocas cosas en la heladera y ganas de jugar y explorar en la cocina, que a mí me resulta algo sumamente terapéutico.

Cuando en la heladera van quedando pocas frutas y vegetales, me inspiro especialmente. Había una pera bien madura, adelante con ello, la pera es muy buena compañera para endulzar cuando cocinamos sin azúcar. Había algunas remolachas y zanahorias pequeñas, dos sabores interesantes, terrosos y que también traen un suave dulzor. Tenía las últimas ciruelas deshidratadas (si mis niños estuvieran en casa y me vieran usarlas, ¡seguramente no me alcanzarían!). Con todo esto, algo podemos hacer. Y allí vamos...


Te cuento los ingredientes, son los que yo usé, pero debajo te dejo posibles reemplazos:



Podés usar zapallo en lugar de zanahoria, la remolacha es ireemplazable en su sabor pero a los fines de sumar humedad y volumen, cambiando poco el sabor, zuccini puede ser una buena opción.

Las ciruelas deshidratadas son intercambiables por cualquier otra fruta deshidratada.

La harina de almendras puede ser también harina de otros frutos secos (nueces, pecán, avellanas, castañas de cajú) o de semillas de girasol o zapallo. Coco rallado también puede funcionar bien.

La pera bien podría ser manzana, y las semillas de chía, semillas de lino.


Viendo esta lista de reemplazos, ¿te das cuenta de algo en particular? ¡Una sola receta puede mutar muchísimo variando uno o más de sus ingredientes! Ni siquiera estoy hablando de crear una nueva receta sino jugar con ella y acomodarla a tu paladar y también a lo que tenés en casa.


Ahora sí, ¡a cocinar! Aunque podrías deshidratar y hacer "cocina cruda".

La receta puede parecer larga inicialmente pero te prometo que es muy sencilla, solo que quiero contartéla bien en detalle para que te salga genial.



  1. Remojamos las ciruelas con suficiente agua caliente como para cubrirlas y las dejamos unos 30 minutos para que se ablanden bien. Pasado el tiempo, las colamos (guardamos el líquido que lo vamos a usar) y las procesamos o mixeamos agregando apenas del líquido de remojo. Queda una pasta bastante espesa. Te anima a que la pruebes, ¡super dulce!
  2. Mientras, rallamos la zanahoria y la remolacha. Las ponemos dentro de una tela de entramado fino (bolsita de leches vegetales, tela quesera o tela voile, por ejemplo) y apretamos bien para sacar la mayor cantidad posible de líquido.
  3. En un bowl ponemos los vegetales rallados y la pasta de ciruelas, agregamos el aceite de oliva e integramos bien. Luego vamos sumando poco a poco la harina de almendras, queremos una masa bien húmeda pero con cuerpo.
  4. Pasamos esta preparación a una fuente para horno engrasada y la estiramos dando forma rectangular o cuadrada hasta alcanzar un grosor de alrededor de medio centímetro.
  5. Cocinamos en horno precalentado a 180 ºC durante 10 minutos, sacamos del horno, marcamos con cuchillo. Yo te recomiendo hacer tamaño bocado. Volvemos a llevar al horno por otros 10-15 minutos más, hasta que por fuera se vean doradas. Quedan bien húmedas por dentro, dejalas enfriar para que terminen de tomar cuerpo.


Estos bocaditos los rellenamos con una mermelada a modo de "alfajorcito" y ya estamos, pero te propongo hacer un dulce casero muy sencillo.


  1. Cortamos la pera en cubos pequeños y la ponemos a cocinar con el líquido de remojo de las ciruelas. Cocinamos a fuego bajo hasta que la pera esté bien tierna y se consuma todo el líquido.
  2. Acá podemos pisarla con un tenedor para que quede más rústica de textura (mi opción preferida) o mixearla y dejarla bien lisa. Luego le vamos a agregar las semillas de chía molidas y mezclamos bien. Dejamos actuar durante 15 minutos: las semillas irán formando un mucílago (gel). ¿Te parece que está poco espeso? Le podés agregar un poco más de chía.


Y ahora... no voy a contarte cómo armar un alfajorcito, ¿no? Tapita - Dulce - Tapita


Si no los comés todos en el momento, podés guardar en heladera ambas preparaciones durante 3 días.


Te invito a que no guardes esta receta, ¡mejor hacela! Es muy atractiva visualmente, es sorprendente a nivel sabor y aroma y la textura acompaña muy bien. Si la probás y te gustó, podés seguir jugando: me huelo que un especiado estilo chai le quedaría de mil maravillas!


Y si te gustaría aprender más recetas sin azúcar, sin gluten y sin ingredientes de origen animal, de repostería nutritiva, original y deliciosa, no dejes de chusmear este Recetario que lancé hace muy poquito y es un fuego hermoso.

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